Parece como si recordáramos una película, en serio, pero este año se destacó, para mí fue como el iniciar nuevas experiencias, conocer a nuevos chicos, estrenar programas de asistencia social, encarar una propuesta innovadora para los jóvenes, abarcar mucho y crecer también.

Había la necesidad de comprar una casa nueva, se tenía pensado abrir un dormitorio de emergencia para chicos de la calle y profesionalizar a los más jóvenes del proyecto.

Así surgieron las tres fases del proyecto:

- La primera fase acogía a los chicos de la calle en el dormitorio de emergencia y se les abría la posibilidad de recuperar costumbres de permanencia en una casa, estudio, talleres manuales, alimentación y asistencia social - todo esto de una forma totalmente opcional: él que no lo deseaba, simplemente venia por las noches. Allí también se acogía a las primeras chicas.

- La segunda fase consistía en el traslado al "Castillo" que era como denominaban a la casa, por lo hermosa y nueva que se veía a los ojos de todos, chicos y grandes. Allí podían asistir los que hubieran tenido buen avance en lo que se refiere a adquirir nuevas normas de vida en el dormitorio de emergencia, que quíeran superarse y estudiar, colaborando en los talleres autogestionados de carpintería, panadería y costura. Se contrató un psicólogo clínico con formación especial, el cual introdujo terapias de confronte y experiencias educativas, se contó además con varios profesionales para el apoyo escolar y el seguimiento social.

- En la tercera fase los jóvenes que estaban en una formación profesional vivían en una casa en anticrético, completamente independientes. La casa les apoyaba en todos sus gastos a través de un sistema de becas. La gran mayoría asistía a los talleres de Aldeas S.O.S. que recibieron gratuitamente a todos nuestros jòvenes.

Crecimos mucho en el número de beneficiarios, que llegaron a ser más de 60. Todo mejoró económicamente ya que teníamos financiadas las dos primeras fases del proyecto en salarios y alimentación.